Este mes en la sección “Recetas Saludables” tenemos la suerte de contar con dos nuevas colaboraciones.

Desde aquí queremos agradecer la colaboración especial de Anna Genís del blog Llepadits por sus estupendas recetas de gazpacho, paella vegetal y rosas de pasta.

También darle la bienvenida a Alicia Rolón de La mamma Alicia que a partir de ahora nos aportará sus recetas especiales sin gluten.

Agradecemos la colaboración de Silvia Zsolt que nos ha cedido las dos primeras fotos de los pimientos frescos.

Empecemos…

“Me importa un pimiento”

Esta frase que tantas veces hemos oído parece ser que proviene del mundo de la pintura y más concretamente de los bodegones y de las naturalezas muertas.

Con el apogeo de este estilo en el siglo XVII, los artistas se esmeraban en recrear con realismo y profusión de detalles de los objetos representados en el cuadro.

Las más deseadas fueron las granadas y los limones por el reto que suponía recrearlas en todas sus texturas. El pimiento no tuvo esta suerte al ser liso y sin variaciones en su textura. Fue rechazado repetidamente para los bodegones y empezó a utilizarse la expresión: me importa un pimiento, haciendo referencia a la utilidad para lo que necesitaban.

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Se remonta a hace más de 6 milenios en la actual Bolivia que ya se cultivaba el pimiento para después extenderse por toda América. Al llegar Cristóbal Colón al nuevo continente descubrió el “aji” como era conocido en arahuaco (todavía se conoce con este nombre en algunos países).

El nombre de pimiento apareció al llegar al viejo continente y aunque botanicamente no se asemeja ni a la pimienta ni al pimentón, se perpetuó el nombre por su sabor picante.

El pimiento estuvo en la ofrenda que Colón les hizo a los Reyes Católicos en el Monaterio de Guadalupe en 1493. Los monjes jerónimos extendieron su cultivo en todos los monasterios.

En cuanto a las notas culturales el pimiento tampoco ha sido un producto muy exitoso.

De lectura pimientera os puedo ofrecer:

Y una canción del recordado Victor Jara (por los de una cierta edad): El pimiento.

A la vez que he descubierto una formación musical llamada “El pimiento Indomable” formada por Kiko Veneno y el Uruguayo Martín Buscaglia, con letras frescas y auténticas como la sencillez del pimiento.

Sigue leyendo después de la foto

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Foto cedida por Silvia Zsolt

El pimiento tiene la ventaja de que tanto lo podemos consumir crudo como hervido o asado lo que facilita múltiples maneras de incorporarlo a una dieta sana.

Podemos ver pimientos rojos, verdes y amarillos. Los más habituales en nuestra cocina son los rojos y los verdes.

El pimiento destaca por su alto contenido en vitamina C – importante para la absorción de hierro – y vitamina B6  y magnesio. También aporta gran contenido en betacaroteno (que al entrar en el organismo se transforma en vitamina A) y vitaminas del grupo B2.

Los pimientos verdes son los pimientos rojos antes de madurar y por tanto aportan muchas menos vitaminas.

Los pimientos rojos son ricos en carotenos importantes para la visión nocturna y la vista en general.

La combinación de vitamina A y C lo hacen un gran antioxidante y si añadimos el licopeno lo convertimos en un gran alimento.

Así podremos desmentir en parte el refrán: “La misa y el pimiento son de poco alimento”.

Anna Genís con su blog Llepadits y su estupenda tienda virtual, nos ofrece las siguientes recetas:

 Sigue leyendo después de la foto… todavía hay más…

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Nuestra nueva colaboradora Alicia Rolón de La mamma Alicia, nos propone esta receta sin gluten por lo que es ideal para celíacos o personas que prefieren comer sin gluten.

“Tarta Tartín salada con escalivada”

1 Pimiento rojo
1 Pimiento verde
1 Pimiento amarillo
1 Berenjena
3 Dientes de ajo
Aceite de oliva
Sal y pimienta
6 Filetes de anchoas

Para la base:

Opción A: 1 Lamina de masa quebrada sin gluten

Opción B: Tortillita de maiz

Mira el procedimiento después de la foto

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Envolver en papel de aluminio los pimientos y la berenjena y cocinarlos en el horno, hasta que estén tiernos pero firmes y se puedan pelar. Cuando estén fríos peladlos. Cortar la berenjena en láminas a lo largo, y los pimientos en cuartos. Reservar. Picar lo más pequeño posible los ajos.

Cortar la tapa de masa quebrada sin gluten (que podrás conseguir en una tienda especializada) a la medida de un molde redondo que tengáis, lo ideal es de unos 22 cm aproximadamente.

Pintar con aceite la base del molde un pelín y poner el papel de horno que trae la masa quebrada, esto es solamente para que se pegue el papel y no se nos mueva cuando estemos colocando los demás ingredientes.

Ahora pintaremos el papel con aceite de oliva del otro lado, para que le de sabor a las verduras.

Iremos colocando en forma alternada las tiras de pimientos y las de berenjena combinando con los colores, me reserve un trozo de pimiento rojo para colocar en el centro, como si fuera una flor. Sobre esto pondremos el ajo picado y condimentaremos con la sal y la pimienta a nuestro agrado.

Por otro lado pincharemos la masa quebrada sin gluten para que no se levante tanto durante la cocción y lo pondremos sobre la preparación.

Lo cocinaremos a horno 180 grados, hasta que esté dorado.

Lo desamoldamos directamente sobre el plato que presentaremos. No tengáis miedo ya que como hemos puesto el papel de horno.

Es ahí cuando completamos poniendo las anchoas. A mí no me gusta cocinarlas al horno, por que pierden su textura delicada y concentran su salazón.

Otra opción es usar una tortillita de maíz y usarla como base. En este caso te recomiendo que uses un queso que se funda, apto para tu consumo, que usaras como pegamento entre los pimientos y la tortillita. Y la cocinaras en el horno unos 10 minutos solamente para que se caliente y se funda el queso. Después le añades las anchoas.

Esperamos que os hayan gustado nuestras propuestas. Volvemos al mes que viene con más recetas.