Ayer me volvió a ocurrir. Esta vez fue en el lavabo de señoras de un restaurante que comparte servicios con un hotel…. Me entró la risa tonta porque estaba sola, pero no acerté a ponerme el jabón en la mano. Está vez el agua si, pero el jabón tuvo la amabilidad de salir justo al cabo de unos segundos de que retirase la mano y fue a derramarse encima del precioso marmol.
Hace unos días fue al revés, con las manos enjabonadas no atiné a dar con la manera de que saliera agua por el grifo para poder aclararlas. Opté por el papel de secar directamente con la incomodidad que comporta como premio a mi ineptitud.
Lo sé, no lo enseñan ni en la escuela ni en la universidad y quizás no soy muy habilidosa, pero confesad: ¿cuantas veces os ha pasado desde que el “diseño” forma parte de nuestra vida no habéis podido lavar las manos o abrir una ducha?
En hoteles he tenido que pedir ayuda incluso alguna vez a algún amigo o conocido alojado en habitaciones contiguas y entre varios dilucidar el mecanismo de la ducha. Llamar a recepción siempre es el último recurso.
¿Y cuando solo sale chorro hacia abajo y no hay manera de saber como lo puedes pasar a “modo ducha”? Seguro que más de uno ha acabado de rodillas en la bañera con la cabeza debajo del grifo por no preguntar… y nunca lo ha confesado…
En otro hotel era tanto el diseño, que no había ducha fija solo teléfono, pero con tan buena idea, que la longitud del teléfono era tan corta que a los de más de 1.70 metros no les alcanzaba para lavarse la cabeza sin doblarse de rodillas…
Lavabos imposibles, grifos que no son grifos, agua que sale por lugares insospechados y en la mayoría de los casos con luz también de diseño, es decir poca.
He de confesar que me rio de mi misma cada vez que me pasa, y que no son pocas las veces dado que la variedad de grifos no tradicionales parece no tener fin.
En otros casos como me encontré la semana pasada en un bar el chorro de agua caliente del secamanos quedaba por encima de la altura de mi cabeza. Eso da risa, pero al menos sabes como hacerlo… Otros son las picas, que algunas son tan planas o pequeñas que si abres el dichoso grifo con alegría te puedes encontrar con un chorro de agua en la cara o en tu vestido más preciado, con lo cual vuelves a la mesa hecha un poema (aquí daremos por hecho que es un restaurante moderno, que es muy habitual).
En las casa particulares ocurre menos ya que excepto los interioristas, arquitectos y sus familiares somos más básicos, aunque también he tenido algún sofocón. A nivel doméstico si he de ser sincera he tenido más dificultades para encontrar algunas cadenas de WC o algo equivalente, hay gente que tiene por cadena del inodoro cosas insospechadas. El mejor, en la consulta de una amiga sin ir más lejos, fui a un baño y el botón que activaba el agua del WC estaba en otra estancia…
!!!Esta era de las más difíciles de encontrar sin pedir socorro!!!
Pequeñas aventuras que con sentido del humor hacen de una necesidad fisiológica una anécdota y puedes pasar un buen rato al explicarla.
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