Peter Pan no quería ser adulto. Los de “mediana edad” no queremos ser viejos y vivir en el país “de nunca- jamás”.
La gente anciana en esta sociedad tan poco valorados, nos quedaban muy lejos hace relativamente pero curiosamente cada vez se ven más cerca y no nos hemos dado ni cuenta.
Los amigos hablan con asiduidad de la jubilación y algunos ya se han jubilado. Esto hace dos telediarios estaba muy muy lejos.
Se conoce como “síndrome de Peter Pan” el de los adultos que no quieren asumir responsabilidades y así seguir viviendo como niños.
¿Podemos querer seguir siendo adultos sin pasar a ancianos? ¿O también es patológico? La verdad es que la esperanza de vida de la actualidad aumenta por minutos y no nos han preparado para esto.
Acostumbrados a ser valorados por el físico, nuestras múltiples actividades o posesiones, el post- jubilado, que puede vivir 20 años más está en una situación extraña en algunos casos, pero está en su mano muchas veces que no sea así.
A mi por ejemplo, me da por pensar que en unos años se me van a jubilar casi todas las personas de mi entorno que necesito con asiduidad: ginecóloga, peluquero, podólogo, oftalmólogo, etc… y cuando tenga 65 años tendré que empezar de cero. ¡¡¡ Que pereza !!! Por otro lado la tienda donde he comprado los abrigos los últimos años han cerrado, y ahora baja la persiana la tienda donde he comprado mi ropa preferida los últimos 20 años. Unos por la crisis, pero la gran mayoría, por la edad simplemente cesan su actividad laboral y nadie continua su pequeño negocio. En fin, que el día que estoy más animada me veo en la residencia y vestida con un chandal de Decathlon, ya que en la ropa de la mayoría de tiendas baratas no entro.
Bueno, esto no quiere ser un post deprimente, si no todo lo contrario quiero darle la vuelta a la tortilla como está tan de moda.
Lejos de esto, hemos de ser más previsores. Mi propuesta es, a parte de cuidarnos tanto como podamos para estar en buen estado físico, cada uno dentro de sus posibilidades, cultivar las aficiones y la vida social. No es lo mismo un anciano sentado en un banco mirando las obras que nunca faltan, que uno que va a charlas en la universidad. Cultivar las amistades. No hay nada más triste que la gente sola solo pendiente de que los hijos o nietos si los tienen los vayan a ver. Hay que cultivar las amistades, cuidarlas, frecuentarlas y si es posible, aumentarlas. Nunca es tarde.
Aceptar los cambios y vivir como corresponde a cada edad hace que cada época de la vida tenga sus partes interesantes y gratificantes. Querer vivir de manera que no encaja con la edad que tenemos es una fuente de frustración. Para esto tenemos toda la vida para prepararnos y los tiempos tan necesarios como inevitables de soledad nos han de ayudar a sacar a flote todo lo que hemos aprendido, leído y estudiado toda la vida para entender, aceptar y vivir mejor. No vamos a empezar a leer a Platón a los 80. Como dice el poeta Joan Margarit en su nuevo libro: “Des d’on tornar a estimar” – editorial Proa –, no hemos de llegar a ancianos con todo leído, hemos de llegar leyendo…, pero si con muchas cosas aprendidas y una preparación mental adecuada.
De cara a los “servicios” después de mucho darle vueltas, solo hay una opcion: a la que se jubilen los que nos cuidan, pasar directamente a uno con 20 años menos y así nos aseguramos no tener que volver a cambiar, y a renovarse: “¡¡¡ A la vejez, viruelas!!!”
¡¡¡ Añadamos vida a los años !!!
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