Nuestra colaboradora de hoy Cristina Silvente nos va a hablar de un tema especialmente delicado, el duelo perinatal.

Es un tema tabú por un lado y desconocido por muchos que afortunadamente no lo han vivido de cerca.

En los años que llevo en la consulta de acupuntura de Barcelona y Vic, tratando fertilidad y embarazadas he podido aprender la necesidad de estar preparada para estar a su lado cuando las cosas no salen bien. Y es que a veces las cosas no van como queremos…

Como ocurre con todo, a la que nos ponemos el filtro de ver, aparecen pistas, gente, grupos  y oportunidades.

Muchas gracias Cristina.

Así mismo esta vez tenemos super fotos de Victoria Peñafiel, que donde pone el ojo pone arte y soy muy fan.

Muchas gracias Victoria.

 

Cuando una pareja, o una mujer sola (hablaré en términos generales de pareja, pero quiero incluir también a las mujeres que deciden ser madres sin pareja), decide tener un bebé empieza a imaginar un futuro con él. Se abre un mundo de nuevas posibilidades: dar y recibir amor, una vida por compartir, la posibilidad de enseñar, la sensación de unidad familiar y la magia de crear y ver crecer un nuevo ser, por nombrar algunas. A veces llegar al embarazo ha sido un camino largo, donde han habido otras trabas y sufrimiento. Cuando ese bebé muere ya sea en gestación o al poco de nacer, no sólo han perdido una intención (de ser madre o padre), sino que han perdido todas aquellas posibilidades. Un gran vacío les ha dejado desolados y perdidos, que es especialmente crudo en las madres solas. No hay nada que en esos momentos pueda cubrir ese dolor y ese vacío. Nada de lo que digamos o hagamos las personas de alrededor podrá.

Esto es muy importante tenerlo en cuenta a la hora de encontrarnos con algún familiar o amistad o conocidos que estén pasando por esta experiencia. Como Psicóloga me encuentro muy a menudo que las parejas o las mujeres que vienen a consulta no sólo tienen el dolor y el vacío por la pérdida, sino que tienen que hacer frente a comentarios, actitudes, comportamientos de su entorno que les causa mucho más dolor y desasosiego. Casi puedo decir que la mayor parte del trabajo en consulta que hacemos es paliar, contrarrestar, buscar herramientas para el daño del entorno.

Estamos en una sociedad sin conocimientos emocionales y sin una cultura de la muerte adecuada. Evitamos el contacto con las emociones y el dolor. No hablamos de la muerte ni la tenemos presente en nuestras vidas, cuando precisamente siempre decimos que la muerte forma parte de la vida. Desde pequeñitos les enseñamos a los niños que no deben reclamar nuestra atención y deben ser independientes. Nada de brazos, nada de contacto físico, tienes que ir a la guardería sin llorar o no puedes llorar por “tonterías”.  Esto provoca que de mayores no sepamos qué hacer con el dolor ajeno ni queramos “provocar” que el otro llore delante nuestro. Lo evitamos como cuando lo aprendimos de pequeños. O digamos algo para hacerle pensar al otro que “ya está”. Y lo que está ahora más al día: hay que pensar en positivo. Insisto, nada de lo que digamos puede paliar el vacío, pero sí podemos evitar añadir más dolor.

 

¿Qué necesita una pareja o una mujer que ha perdido a su bebé?

Que entendamos que sienten dolor, y que van a necesitar mucho tiempo (tiempo que no es un mes o dos, son meses y a veces años). El dolor cada uno lo lleva como puede, no hay fórmulas mágicas. Acaban de perder su futuro y están perdidos. A veces es mucho más útil llevarles algo de comida o acompañarlos a pasear o hacer gestiones que un “anímate” tan duro para ellos. ¿Cómo se van a animar? ¿Les vamos a devolver a su hijo o hija? ¿Si les decimos anímate es porque ellos no se han dado cuenta y necesitan que se lo recordemos? Ellos ya hacen esfuerzos, ya saben que tienen que tirar adelante. Ayuda que pensemos en ellos y les preguntemos, no tanto si están bien, que no lo van a estar, pero quizá cómo han sobrellevado el día. A veces los primeros días piden o necesitan no hablar. Pero pasados unos días o semanas sí que van a necesitar que les preguntemos. Muchas veces el bebé ya tenía un nombre. Ayuda que pronunciemos su nombre. Tenemos que pensar que para la mayoría es peor no preguntar que preguntar y que lloren en ese momento. Lloran a veces cada día, se acuerdan del bebé cada segundo, no es porque les preguntemos que vaya a ser peor. Preguntarles es demostrar que pensamos en ellos.

Un tema muy recurrente es que a la gran mayoría les produce dolor ver a embarazadas o bebés. No es nada personal con esa mujer o ese bebé, es la prueba más clara que ellos no van a poder estar con su bebé o que echan de menos su embarazo. Suelen evitar verlos o encontrarse con ellos, sobre todo reuniones familiares o con amigos donde hay otros compartiendo la alegría del embarazo o el bebé. En un principio no es malo que los eviten. Siempre explico que tienen una herida abierta y a la mínima mota de polvo les puede causar dolor. Primero necesitan que cure bien y luego ya podrán hacer frente a todo. No es que no se alegren por los demás, es que ellos no tienen a su bebé.

En general tampoco se les recomienda que se deshagan de todo lo referente al bebé. Se tiene que ver cada caso. Hay quien sí lo necesita al principio, pero que sea por iniciativa propia no porque los demás les digamos que lo quiten. Yo me he encontrado más bien al contrario, al principio no pueden abrir aquel cajón con la ropita, pero luego necesitan un recordatorio de que aquel bebé existió. Por eso son tan importantes las fotografías, las ecografías y, sobre todo, el recuerdo del tacto de su bebé al nacer. Es muy importante tener la oportunidad de despedirle (aunque mentalmente siempre vayamos a estar en contacto).

Es verdad que muy a la larga podemos ver todas las cosas que aprendimos por haber vivido esa experiencia. Pero de forma inmediata a la pérdida no es buen consejo decir que ha pasado por algo o que sacarán algo positivo. Como decía, hay una herida abierta que necesita cuidados. No se puede poner ropa encima de la herida, por mucho que la tapemos no se curará más rápido.

El final de un proceso de duelo no está en el olvido, sino en cómo hemos colocado esa pérdida en nuestra vida. Esa personita existió y fue importante para nosotros.

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Fotos cedidas por Victòria Peñafiel · Facebook · Instagram
Fotografía de recién nacidos y familias · Fotografía de partos
www.victoriapenafiel.com · www.40mes2.com  
 
 

Cristina Silvente Troncoso

Licenciada en Psicología por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y colegiada nº 8573 por el Col·legi Oficial de Psicòlegs de Catalunya

Especializada en Psicología de la Salud

Clínico EMDR (Practitioner in EMDR)

Asesora de Lactancia materna

Investigadora predoctoral en la Universitat Rovira i Virgili

Colabora actualmente en el Institut d’Estrés Traumàtic en Barcelona

Colabora en la redacción de informes para la Estrategia de Atención al Parto Normal, del Observatorio de la Salud de la Mujer del Ministerio de Salud y también con diversos medios de comunicación y revistas

Co-autora de Las voces olvidadas (2012)

Colaboradora docente de la Universitat Oberta de Catalunya como tutora docente de los estudios de Psicología

Socia fundadora de la Asociación Española de Psicología Perinatal

www.asociacionpsicologiaperinatal.es/cristina-silvente-troncoso