¡A freír espárragos!

Siguiendo con nuestros lunes saludables, hoy nos vamos a dedicar a los espárragos.

Quién no ha escuchado o utilizado la expresión popular de “mandar a freír espárragos”.

Se utiliza cuando queremos apartar a alguien de alguna actividad o de nuestra presencia con cierto desaire. Esta expresión proviene del siglo XIX y se utilizaba exactamente con la misma intención que ahora. Los espárragos hierven al primer hervor, y se trataba de que la persona no deseada estuviese el máximo de tiempo ocupada para no seguir importunando. No les podía quitar el ojo de encima a los espárragos. También hemos de tener en cuenta que en aquella época freír espárragos no tenía ninguna intención culinaria era únicamente para hacer perder el tiempo.

En cuanto a la literatura, también os puedo recomendar dos espárragos:

• El hombre que comía 10 espárragos
  De Leandro Fernández de Moratín. Una crónica de viajes en clave de humor.
• Espárragos para dos leones
  De Alfredo iriarte. Novela con un marcado humor negro.

Para los aficionados a la poesía tenemos:

• El espárrago. Dentro del poemario Sonetos vegetales de Juan Cervera Sanchis.

La palabra espárrago viene del persa “asparag” que significa brote. La esparraguera está formada por tallos aéreos ramificados y una parte subterránea constituida por raíces y yemas. De los brotes jóvenes se obtienen las verduras conocidas como espárragos que serían parientes de lirios, tulipanes, ajos, cebollas… (liliáceas).

A través de pinturas y esculturas hemos podido saber que ya se cultivaban espárragos en Egipto hace 6000 años. Después llegaron a Grecia e Italia.

Los griegos tenían gran aprecio a los espárragos silvestres e incluso los ofrecían en ramos a sus dioses por considerarlos afrodisíacos. Hipócrates recomendaba beber té de espárragos secos y se les conocían propiedades contra el dolor de muelas  y las picaduras de abeja. Su cultivo se introdujo en España durante la época de la dominación romana.

Durante el renacimiento se vuelve a creer en su potencial afrodisíaco por lo que se prohibe consumirlos en los conventos. En el siglo XIX dado su precio se convierte en un artículo de lujo solo apto para la burguesía.

Podemos distinguir tres tipos:

• Espárrago blanco, cubiertos de tierra hasta que se cortan
• Espárrago verde, se dejan sin cubrir y con la clorofila toma el color
• Espárrago triguero, antes eran los silvestres, aunque en la actualidad también se cultivan.

Los espárragos tienen muchas propiedades beneficiosas para nuestra salud.

Aporte calórico mínimo.

Gran cantidad de vitaminas: A, C, E, del grupo B (B1, B2, B6), hierro, calcio, fósforo asi como antioxidantes. Alto contenido en potasio, lo que los hace muy diuréticos.

Gracias al hierro y al ácido fólico, ayudan a la formación de glóbulos rojos.

Algunas personas notan un cambio en el olor de su orina al muy poco tiempo de comer espárragos. Contienen una substancia llamada acido aspargúsico que al ser metabililozada por nuestro organismo da otra substancia llamada metanetiol que es la que produce este olor desagradable.

Después de los apuntes culturizantes, pasaremos a las suculentas recetas de Cuinejar de Laura Solanilla con los vinos de Andana Enoteca. Y recuerda:

Quién espárragos chupa,
nísperos come
bebe cerveza
y besa a una vieja
Ni chupa, ni come, ni bebe ni besa

Aquí os dejo con la receta de Laura:

Quiche de bacón y espárragos verdes

Y el marigaje de Paloma:

Maridamos espárragos

Y con las fotos de la degustación… Bon profit!!