Vamos tan rápido, que pocas veces nos detenemos a reflexionar…

No hay nada como que la vida decida cortarte las comunicaciones:

Después de un cambio de parquet este verano que ha sido un auténtico terror (no quiero entrar en detalles por no revivirlo), 2 meses después seguimos solucionando los daños colaterales. Rompieron el “pinganillo” de recepción, el inalámbrico de mi despacho no suena y la pantalla (bastante nueva) del ordenador no tiene volumen…

Son incomodidades muy pequeñas si tenemos en cuenta que para reparar un parquet rompieron incluso marcos de cuadros.

Hoy al salir de casa, sin darme tiempo de llegar a la parada del autobús, ¡me han robado el movil!!! Esto ya son palabras mayores.

En un tramo de la calle que hay un kiosko había 3 señoras (no parecían nada especial) hablando, una de ellas con una silla de ruedas atravesada en diagonal impidiendo casi en su totalidad el paso. Lo primero que he pensado ha sido en sugerir que se adelantasen un par de metros para dejar transitar. No he dicho nada y he pasado lateralmente con dificultad y tocando la silla. No se han inmutado. ¿Estaban allí para esto? ¿Hay una red de mangantes de teléfonos con señoras mayores el sillas de ruedas? Nunca lo sabré. El caso es que me lo han birlado antes de llegar a la parada del bus que es donde lo pongo a buen recaudo.

Con sudoración profusa como requiere una desgracia de estas dimensiones, he cogido un taxi para llegar cuanto antes a la consulta y empezar las gestiones.

El taxista era un experto y me ha aconsejado que me llevaba a una comisaría a poner una denuncia. He declinado su propuesta porque en las comisarías están con 3 horas de cola para denuncias de toda índole y lo de recuperar un teléfono no está dentro de mis creencias. Solo quería llegar.

Pues bien, llego a la consulta y veo que me he dejado las llaves en otro bolso. ¡Bravo!

Faltan 45 minutos para que aparezca mi secretaria.

Me voy al bar del indú de la esquina y me pido un café con leche para ir pensando. Al cabo de un rato cambio de bar al de la china de abajo para controlar mejor mi puerta. Otro café con leche y sigo pensando.

He pensado bastante, sin teléfono, sin libro y ni un triste boli (siempre llevo un montón). No podía hacer NADA. Pensar sí, eso no te lo puede quitar nadie.

He visto un vecino de la escalera y me he planteado pedirle el teléfono para llamar. ¿Llamar a quien? El único telefono que me sé de memoria es el fijo de mi madre … sigo pensando y observando. El vecino al que yo tan huérfana sin móvil le quería pedir una llamada, estaba apoyado a la pared “gorreando” wifi del bar…

Sin duda he hecho bien en seguir pensando y observando. Tampoco he pedido el teléfono en el bar, ¿qué sentido tenía?

Al subir a la consulta el técnico que tenía que conectar todas nuestras desgracias locales de días anteriores escribe (afortunadamente al móvil de la consulta) que tiene el padre ingresado y que no puede venir.

De momento no se ha hundido el mundo para nosotras. Incomunicación al poder.

Hemos llamado a una paciente que no ha venido y se ha pensado que llamábamos para felicitarla por que ya ha tenido el bebé y me había enviado la foto. La hemos felicitado. La foto estará en la nube.

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Solo llegar he puesto un comentario en facebook para avisar que si alguien me busca, mejor por otras vías.

El mundo sigue sin hundirse pero me ponen muchos comentarios casi dándome el pésame y solidarizándose con mi lamentable situación. No me lo esperaba. Casi es más grave de lo que me estaba pareciendo.

Al cabo de 2 horas he conseguido descifrar cual es la clave para entrar en las tripas de mi teléfono, bueno en la nube. Con un teléfono de la raza del mio prestado me dicen que mi teléfono está localizado cerca de Madrid. ¿Perdón???

Aquí lo he visto claro: las viejas de la silla de ruedas eran madrileñas. Pero no, es que la nube está muy alta y seguramente si nos comparamos con todo el globo terráqueo resulta que Barcelona queda cerca de Madrid.

Aquí ya me he reído. Todo depende desde donde lo miremos, como siempre. Todo depende.

Después de una tarde moderadamente incomunicada y después de estar convencida de lo afoutunada que soy de poder comprarme otro teléfono, acabo rapidillo y llego a la tienda de delante de casa dispuesta a comprar lo que sea pero que funcione YA

De nuevo el cosmos o la nube quiere que siga instrospectiva y una vez me han vendido el teléfono me piden la copia de la tarjeta SIM. ¿De queeee? Pues eso, que ni se me ha ocurrido que sin duplicado de tarjeta da lo mismo que me compre un Ferrari.

Así que dando gracias de que no me han herido dándome un tirón y por que tengo una pequeña tablet que funciona a pesar de que parecía que también la he bloqueado esta tarde, he localizado una tienda de la compañía a unos 20 min de casa para poder replicarme. He pedido hora online. Ahora me he dado cuenta de que no tengo despertador, pero de verdad que ya me da igual

Me dice mi hija que la tablet también tiene… es tremendo… a lo mejor le puedo decir a Siri que me avise. En realidad lo que más tenemos es vicio de que todo funcione.

Asi que mañana será otro día y espero seguir sentándome a no hacer nada, pero con más buenas vistas. Os lo aconsejo. Y los que todavía tenéis teléfono fijo en casa, vale la pena memorizarlo.