Hace un tiempo que escribo poco, casi nada.
No es fácil escribir cada semana como los columnistas de los diarios… me entusiasmaría pero no es así.
¿Es cansancio? ¿Falta de inspiración? ¿Falta de tiempo?
Me preocupa ver la gente que me rodea siempre cansada.
Los lunes ya estamos cansados, llegamos a la noche exhaustos y nos arrastramos lamentándonos toda la semana. No podemos dejar de pensar que alguna cosa no estamos haciendo bien.
Cada día veo pacientes con enfermedades graves que descubren lo bien que se está paseando o tomando el sol con amigas, o yendo a clases de cocina. Que a lo mejor esta vida no va de trabajar tanto ni tener tanto currículum y que total son tres días mal contados y se nos escapa entre los dedos. Hay que vivir ahora. No cuando nos diagnostiquen un cáncer o alguna enfermedad crónica de las penosamente devastadoras.
No es necesario que nos echemos a la calle de orgía en orgía, pero si es necesario ser capaces de apreciar por donde transcurren nuestros pasos. Poder tomar un café o hacer un aperitivo con seres humanos es casi “prescripción facultativa”. El día a día nos anula y nos hace desaparecer bajo montañas de obligaciones reales, imaginarias, de las de quedar bien y 2.0.
Aparecen las modas “slow” y cosas así como reflejo de la necesidad de frenar.
Pero no frenamos.
Seguimos corriendo como pollos sin cabeza.
Y después al balneario a “desconectar” cuando lo que estamos es desconectados de prácticamente desde que nacemos.
Aplicaciones del móvil para enseñarnos a respirar.
Pero no respiramos.
Terapias insólitas para gastar más tiempo y más dinero a cual más prometedora.
Pero no nos encontramos mejor.
ALTO. Conexión es el antídoto. Conectar y re-conectar con nosotros, con la familia, con los amigos … Los estudios nos confirman que las relaciones son terapéuticas y eso lo hemos sabido toda la vida.
Retomemos el tiempo, nuestro tiempo. Cocinar no es un drama, es nutritivo a muchos niveles, es compartir es celebrar. Compartir no por watsap si no delante de un té o una copa de vino.
Estamos cansados de correr todo el día de una actividad a otra que no aportan nada de valor a nuestra vida.
¿Cuantos trabajan en lo que les gusta? La verdad es que somos pocos y eso también cansa.
RECETA: Conectemos con nosotros, regalémonos pausas y momentos de no hacer nada. Quedemos con los amigos, pero no hace falta grandes quedadas programadas un mes antes, podemos compartir un rato en algún momento de la semana que nos sentará como un regalo. Y lo es.
No podemos estar siempre cansados y sin embargo no parar.
Vivir cansa, vivir duele… pero vivir es un regalo que no podemos dejar pasar.
¿Quieres tomar un café conmigo?
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