Para gustos hay colores dicen, pero para mi modesta opinión hay gustos que merecen palos.
Hace relativamente pocos años pero casi no lo recordamos en los cines no se comían palomitas ni se bebía nada de nada. Uno se iba al cine comido y bebido. Parece ser que la facturación de las palomitas es mayor que la de taquilla.
En fin, nos hemos ido acostumbrando paulatinamente y ahora ya nos parece normal, incluso en los cines que te ofrecen un cucurucho con jamón serrano (debe ser para los que hacen dieta).
Al hacer estos comentarios, se que corro peligro de parecer un poco fascista, pero a mi me molestan las palomitas, los bocadillos y el ruido que hacen la mayoría de seres humanos al sorber el final de los enormes vasos de refresco con las dichosas pajitas. No diremos nada de los que comentan la película como si estuviesen en el sofá de su casa.
Será falta de concentración lo mío pero es que lo oigo todo y me parece que al precio que va el cine uno podría estar más a gusto. Suelo ir a cines con peliculas subtituladas, que curiosamente parece que la gente que acude ha cenado mejor que en las salas más céntricas, pero sigue siendo desagradable cuando estás cerca de un rumiante.
Esto no sería digno de un post, si no me hubiese encontrado la misma situación en un TEATRO. Regalo para Navidad a mi hija una entrada para ver Sister Act en el teatro Victoria, de precio desorbitado para mi gusto. Al entrar mi hija me pide palomitas a lo que sin inmutarme lo más mínimo le contesto: “aquí se viene merendado, ESTO ES UN TEATRO” y punto. Nos sentamos en nuestras flamantes localidades de platea y me dice: mira mami, me parece que estás un poco antigua, aquí todos están comiendo. Miro a mi alrededor, y contemplo con más repulsión que otra cosa palomitas, bolsas de patatas, etc… ante lo cual me vi sin argumentos delante de la adolescente del siglo XXI.
Sinceramente me parece una falta de respeto tanto hacia los que están en escena como al resto de espectadores. Que pasa, ¿¿que cómo es un musical y meten ruido no se oye a los que mastican y abren bolsas?? Señores… ¿y lo que huelen las palomitas??? Repugnante.
Nos estamos confundiendo: no todo vale. Sin un mínimo de sensibilidad por el arte nos lo vamos a cargar todo. A mi llevar una cazuela de chistorra a la corrida de las peñas durante los sanfermines, me parece típico y divertido. En un teatro me parece una falta de sensibilidad tanto para los que actúan como para los que intentamos educar con una cierto gusto por la cultura y queremos ver los espectáculos tranquilos. ¿No es suficiente consumir compulsivamente durante la media parte? Está visto que somos una sociedad de muertos de gana y pronto en el Auditori podremos salir a media obra como en la Superbowl a buscar sustento y seguir mirando que total, si pierdes un rato, que más da…
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