Un chupito de cianuro es lo que me tomo yo, te tomas tu, se toman ellos y nos tomamos todos cada vez que no conseguimos esquivar las pequeñas infamias cotidianas.
En un taller recuerdo que el inusualmente joven profesor nos animaba a esquivar estas injurias cual Neo, protagonista de la película Matrix. Es un arte.
Hemos de pasar el día «modo Matrix» esquivando inútiles, chapuceros, reclamaciones estériles, altercados familiares con efectos colaterales y un sinfín de pequeñas miserias pero sobre todo las que van a herirnos irremisiblemente si nos tocan.
Es un arte saber esquivar y no permitir que te afecten, pero hay que entrenar y entrenar duro, pequeño saltamontes.
Las pequeñas o no tan pequeñas incidencias cotidianas pueden llegar a agotar si topamos de frente. Nos entrenamos para no tomarnos las cosas como personales, que es una buena filosofía seguro. Pero ¿qué puede suceder de tanto no tomar como tuyo un tema concreto?
Pues puede pasar que en un momento dado, la injuria sea absolutamente personal y no te enteres. Tal cual. Hay una característica del ser humano, que se llama INGENUIDAD, que parece ser que a algunos nos la han puesto dos veces el día del reparto.
¿Es malo? ¿Es peligroso? Bueno, no lo tomaremos ni como bueno ni como malo, lo dejaremos en calidad de «característica».
El punto siguiente del debate es: ¿Hay gente mala? Mala, mala por que si.
Los que tenemos la característica de la ingenuidad pensamos que no, aunque la realidad nos demuestra lo contrario una vez detrás de otra. También creemos que cualquiera puede sentir empatía, otro error de los incansables ingénuos.
Hay personas que no sienten nada, que son unos perfectos simuladores que en cada momento han aprendido a hacer «lo correcto» y funcionan así por el mundo toda su vida.
Ahora toca sonrisa, pues sonreimos. Esos que en vez de hablar con el vecino si tienen algún problema le ponen la denuncia directamente… Porque son incapaces de hacer algo más «humano» en el sentido literal de la palabra.
Así que queridos, a practicar el método Matrix, a esquivar las pequeñas o grandes infamias cotidianas, y a celebrar todo lo que se pueda para que los chupitos de cianuro sean los mínimos y nos quedemos exclusivamente con los de cava o de vino -cada uno que brinde como quiera, con agua está comprobado que no trae mala suerte-.
Salud.
Jo, també, crec que hi ha gent dolenta de veiritat i que gaudeixen d’escampar veri. Costa, però els hem de fo0ragitar de les nostres vides!
Si María, imagino que hem de practicar.
Ptns
Pues vaya con el cianuro. Sí, hay gente mala, y no lo digo porque no sea ingenua, que lo soy y me engañan las veces que haga falta, porque como también soy extremista, pasaría directamente a la paranoia, pero brindo contigo para estar en modo Matrix una temporada, hasta que un día se pasen y me convierta en cabra que enbiste a todo lo que se mueve.
Que no, Mercedes.No embistas a nadie que te harás daño tu.
Bss
No m’agraden cap dels xupitos, però he de reconeixer que a vegades em toca d’aprop els de cianur. Intentaré practicar més Matrix.
Molta pràctica Francesca y nos vamos de vinos!!!
Dices que hay que aprender a esquivar y que no afecten los pequeños sucesos que nos atormentan en el día a día. Pero está enseñanza se le olvida a la escuela de la vida. Podemos esperar que pase la tormenta. Podemos sonreír al mal tiempo. Yo intento aprender a esquivar, pero hay días que soy torpe y tropiezo con la misma piedra. Necesito aprender más, creo que ese el camino.
Seguro Tina, entreno de monje shaolim. Cada vez estaremos más cerca pequeña saltamontes.
Un beso.
Salud y fuerza para que los chupitos de cianuro sean los menos!!!
Y mucho entrenamiento, amiga!
Yo crei que sí, hay gente mala.
aunque pertenezco al grupo de los ingenuos, de vez en cuando intento sacudir la ingenuidad, sino… Se aprovechan de mi nobleza 🙂
los chupitos de cianuro no son mis preferidos pero no quiere decir que no me tome varios al día…aunque últimamente esa no me causan el efecto mortal de cianuro. me estaré volviendo inmune?
Un abrazo
Vigila Andrea, la tolerancia al cianuro no es buena para nada.
Gracias por tu aportación.
Me quedé con la ingenuidad…y valió la pena.
Desaprendí a tomarme las cosas por lo personal y qunque a veces peco de ingenua, me he ahorrado un montón de chupitos de cianuro…bueno, para ser sincera, todavia cae alguno
Gracias Carmen, buena elección.
Ostras!…empatizo contigo pero lo del chupito de cianuro yo la verdad no lo trago, nunca mejor dicho. Me encanta descubrir LO o AL MALO sin perder mi inocencia….soy inocente…no soy ingenua si alguien pretende hacerme daño con MALDAD por las buenas LO REMATO!…jajjajaja ¿me recomiendas chupito de cianuro?…jajaja Un abrazo. 😉
Vaya lio guspa, por si acaso miraré de no cabrearte.
Gracias por rus comentarios.
Un abrazo.
Los años me han hecho cambiar de opinión, y ahora creo que si hay gente mala, que hacen daños a otras personas para su propio beneficio. También hay personas sin empatía, pero creo que dañan sin darse cuenta y por eso, cada vez más, intento decírselo. Finalmente, mi asignatura pendiente es la de no tomarme las cosas como personales, sobre todo las que no son importante y/o vitales, eso si que no consigo mejorarlo.
Pero cada vez se me da mejor esquivar lo que me va a herir y no vale la pena.
Como siempre, Marga, me encantan tus reflexiones, un abrazo.