Esta vez me puedo sumar un punto de superación de adversidades tecnológicas.

 

Por primera vez en la vida me he visto obligada a trabajar sin luz durante TODA la tarde, pero también sin teléfono. Todo un reto.

 

Llego el lunes a la consulta después de una noche de intensa lluvia y no hay luz. Sin problema voy a la caja de mandos, veo uno de los chirimbolos abajo, lo subo y se hace la luz.

 

Como siempre voy hacia el ordenador para adelantar cosas en los ratos que no estoy con visitas.

 

Al bajar a comer, todo funcionaba con normalidad, pero al volver otra vez sin luz y no conseguí que esta volviera. La primera sorpresa fue comprobar que después del tremendo disparate de poner fibra óptica para obtener «grandes mejorías» tampoco teníamos teléfono. Esto se complica.

 

Como podéis imaginar en una consulta médica el teléfono es de primera necesidad.

 

Hasta ayer, siempre me había jactado de que yo sin luz soy de los pocos especialista  que puede seguir trabajando y es cierto. Lo de trabajar sin teléfono fue una prueba de paciencia.

 

Después de descartar avería de la compañía con el teléfono móvil, que cada vez tenía menos batería y no se podía recargar al no tener corriente, llamamos a un técnico. Apareció al poco rato dispuesto a solucionar el tema en un plis-plas.

 

Mi apreciada asistenta y yo, dispuestas a dar el servicio, con normalidad seguíamos como si nada. Hay que precisar que como la avería era exclusivamente mía si que funcionaba el interfono (¡¡¡gracias!!!!). El timbre de la puerta no.

 

Los que conocéis la casa, finca del ensanche con rosetones en el techo, parece ser que la instalación eléctrica sigue sin estar a la altura de los tiempos. Pasaban las horas sin localizar la desagradable avería.

 

Afortunadamente tenemos mucha luz en todos los despachos y yo podía trabajar con aparente normalidad en la mayoría de ellos. No se si alguien se fue con la mitad de las agujas puestas.

 

A medida que avanzaba la tarde, el despliegue de cables, escaleras y otros utensilios por la recepción aumentaba incesantemente.

 

Cada vez era más parecido a trabajar en medio del Zoco de Marrakech. Una auténtica pena.

 

Los pacientes hay que decir que no sufrieron especiales inconvenientes a excepción de una abuela acompañante que durante media hora hizo ver que leía revistas en la sala de espera, como alumbrada por una luz divina. Es imposible que pudiese ver si se casaba George Clooney o el Moro Muza. No quisimos desilusionarla y la dejamos seguir con su papel, faltaría más.

 

Saltando cables, alargues, enchufes, cambiando de despacho a merced de lo que nos solicitaba el esforzado electricista, cada vez era más desalentador el panorama. A las 7 de la tarde seguíamos incomunicadas y cada vez con menos luz. Hay que matizar que los técnicos de Movistar avisaron que si se cortaba el suministro eléctrico quedaríamos sin teléfono, pero eso lo hicieron justo al acabar la instalación. Todo un detalle.

 

Era un día lleno de visitas, cosa que nos satisface, pero complicaba la situación. Algunos pacientes que tenían el numero del móvil pudieron contactar antes de que se quedase sin batería e incluso alguna urgencia al ver que no era normal que no contestásemos el teléfono, se presentó directamente, para aumentar nuestro teatro de enredos particular. También algunos pidieron hora por e-mail que pudimos solucionar con el agonizante teléfono móvil.

 

En fin, a las 7.30 conseguimos separar media consulta de la otra parte, a nivel de cables y recuperamos luz en dos despachos y teléfono!!!!

 

Después de contactar con las abundantes llamadas que nunca faltan los lunes, salimos extenuadas, pero con el trabajo realizado.

 

Hoy espero que pueda volver a la vida el resto de casa e identificar el causante del estropicio probablemente un aparato de aire acondicionado que se debió llenar de agua durante la tormenta.

 

Sea como sea seguimos practicando la aceptación y está claro que para que se curen los pacientes si hace falta hasta les encendemos velas!!!!

 

Gracias a Jordi que nos permitió seguir trabajando entre los cables y a mi secretaria Mari Carmen que es una campeona.

 

Acupuntura_Legorburu_todo_a_media_luz