Es septiembre eso queda claro, se supone que «con las pilas cargadas y muchas ganas», como rezan todos los vendedores de la infinidad de productos que nos quieren colocar.
Tenemos todo tipo de facilidades para comunicarnos e infinidad de enseres que nos hacen más agradable la existencia. No puedo imaginar ni de manera remota tener que lavar las sábanas y toallas a mano.
Valoro sinceramente haber nacido en una época evolucionada, pero a ratos me siento al borde de una sobredosis de evolución.
Acupuntura_Legorburu_el_siglo_de_la_paciencia-2No voy a relatar las miserias que representa hacer un cambio de compañía telefónica por que prácticamente todos lo hemos vivido en primera persona. Pero dentro de una misma compañía para mejorar la tarifa, después de verte obligado a poner fibra óptica (que no sabes  que es), de que cuando vienen a ponerla un par de indivíduos y te piden las llaves de la terraza del edificio (en algún caso incluso las han extraviado), y vuelven diciendo que se ven obligados a perforarte varias estancias por que no pasa nosequé cable. Después de tenerlos toda una tarde «in situ» se van con la satisfacción del trabajo bien hecho, y tu te encuentras con un móvil que no funciona y un ordenador en el que internet va igual de lento que antes o peor, esto si que es un placer. Como los técnicos ya han salido de tu casa, TU problema pasa a ser una «incidencia» y empieza otra vez el «viacrucis». En una cena esta semana una sufrida amiga nos explicó que se vio obligada incluso a llevar unos papeles en persona (eso si, la dirección se la dio un robot). Paciencia.
Es normal, es la época de las facilidades, como si compras una nevera, no de las de oferta del día que valen tres duros, no, de las grandes que valen una pasta en Mediamark (yo no soy tonto, pero me tratan como si lo fuese incluso imbécil). Nevera comprada en mayo, que a mediado de septiembre todavía no funciona. Está segura??? Claro como la acaban de traer no sirve el servicio de la marca de la nevera (Bosh, para más señas), servicio post venta te deriva a la tienda, y la tienda al técnico al cual ya podemos llamar por su nombre de las veces que ha venido. Ahora parece ser que empiezan a plantearse el cambio de la criatura. Más paciencia…
Pero los causantes de nuestra exigua paciencia no son solo los robots, los humanos colaboramos en todo lo que podemos.
Cuando mi anciana madre quiere modificar la dirección de la subscripción de La Vanguardia (donde hasta ahora atendían con gran amabilidad) para recibirla en una población diferente durante unas semanas, un ser humano de los que hace brillar con luz propia a los robots, no puede gestionar el cambio ya que la calle NO existe. Es que estamos que nos salimos. Si no podemos procesar que la calle Francesc Mas Abril puede ser lo mismo que Francesc Mas «i » Abril, por los clavos de Cristo, que se ponga el robot, que al menos  no te lleva la contraria. Mucha más paciencia…
Bueno queridos, no vamos a detallar todas las gestiones cotidianas en las cuales necesitamos armarnos de grandes dosis de paciencia ya que no se trata de hacer apología del desencanto.
Os dejo para batallar un rato con los anuncios del ordenador, si si, esos que aparecen cuando intentas buscar en alguna página que te interesa, que normalmente tienen una crucecita, cada vez mas pequeña para poder eliminarlos de la pantalla, pero que a veces no ves la cruz cada vez más mínima o el letrero X-eliminar anuncio. En algunos yo creo que ni existe ni la posibilidad de eliminar o cerrar o es tan minúscula que no he conseguido hacer desaparecer el deleznable anuncio de mi pantalla. Muchísima paciencia…
Os espero en el blog con vuestros comentarios.
¿Que es lo que os hace perder más la paciencia???
OMMMMMMM.