Merecería ser el título de una película como Ladrón de bicicletas, pero es el triste día a día de uno de mis vecinos de escalera.
Hace ya muchos meses que dura lo del robo del periódico y ya no lo aguantamos más!!! Conclusión: nos queda el derecho al pataleo….
Durante días y días un vecino de la escalera, se ha dedicado a adelantarse a mi anciana madre y robarle el periódico. Antes de la reforma de la portería, los ponían en una jaula con una llave, que no era una gran garantía ya que todas abrían todas las jaulas, pero dificultaba un poco más la gestión del mangante y a la mayoría sin tendencia al choriceo fácil, ni se nos ocurría.
Me parece absolutamente patético y mezquino que unos señores tan «bien» de por encima de la Diagonal (cosa de la que me he pasado medía vida justificándome, como si uno eligiese el barrio en que le van a parir), se dediquen a birlar cada día del mundo el periódico al cual la anciana vecina está subscrita en lugar de ir a comprarlo.
Esto no deja de ser una situación penosa que imagino no es infrecuente, pero el de mi escalera es un virtuoso.
Hace meses, ante la desmoralización creciente y totalmente justificada de mi madre, colgué un letrero en la escalera, absolutamente blanco y a la vista en el mueble donde al final queda el periódico a merced de cualquier desaprensivo:
– «Entendemos que debido a la gran crisis que estamos pasando, un vecino no puede comprarse la prensa y necesita leer la nuestra. Comprendiendo su lamentable situación y como acto solidario, aceptamos que la lea, pero por favor, la queremos de vuela a las 9 de la mañana, y a poder ser en la puerta de casa. Agradecidas las vecinas del tercero primera-»
Sorprendentemente y ante los comentarios jocosos de algunos vecinos, el diario aparecía con muestras de haber sido leído y algunas veces en la alfombra de la puerta!!! Será posible??? Pues parecía que si. Algunos días más bien doblado que otros, pero aparecía… eso si, algunas veces con algún cupón de algo recortado.
Tras meses de calma, ha vuelto a las andadas, pero ahora solo se lo llevan el fin de semana, por lo visto entre semana no le da tiempo, al muy miserable.
El sábado pasado volvió a desaparecer, como es costumbre, y el estado de desánimo de mi madre aumenta de manera exponencial con cada nuevo hurto, harta de reclamar cada día para que lo vuelvan a enviar, de manera que el vecino mangante tiene una subscripción de fin de semana totalmente gratuita. Nueva modalidad.
El mismo sábado por la noche preparamos un cebo. Un periódico antíguo para que salieran a buscarlo y encima un folio en el que ponía:
– mejor te la compras, desgraciado!-.
Mi hija, se puso el despertador pronto para buscar el periódico del domingo y dar el cambiazo dejando el antiguo con la nota.
A medio día al salir, estaba el periódico antiguo, pero la nota había desaparecido.
Creyendo que sería un toque de atención suficiente, la desagradable sorpresa ha sido esta mañana cuando a las 9.30 ya había desaparecido….
La vecina del rellano asegura que ella al salir a las 9 lo ha dejado encima del mueble (el repartidor lo pasa por debajo de la puerta y queda en el suelo)..
Estoy realmente indignada, porque robarle el periódico a una persona que no puede salir a comprarlo, me parece de una bajeza absoluta. Lo que vale un diario, si no se lo puede pagar, que se vaya al bar a desayunar y lo lea….
La impotencial es tal, que aún me estoy debatiendo entre bajar antes de las 9 y esconderme para pillarle con las manos en la masa (si acierto la hora) o simplemente darnos de baja y dejarle otra nota:
– lo has conseguido: no vamos a leerlo, pero tu, tampoco.-
Hemos estado incluso practicando para saber en que ángulo nos hemos de esconder para poder observar sin ser vistas… pero da una pereza madrugar el domingo…
Después de más de 50 años de la subscripción que contrató mi abuelo, se me hace raro estar planteándome seriamente si mañana domingo voy a levantarme antes para pillar al cleptómano dominical. Y si lo pillo «in fraganti», que hago???
Mientras, me voy a un bar a leer la prensa, que afortunadamente hay muchos…
no es un consuelo pero aqui tambien pasa, y en muchas escaleras, tendreis que esperar a que lo compre la G, cuando venga a casa y el Domingo tirar de la señiorita de casa, que es la mas joven.
de todas maneras en casa de mi padre tienen un buzon podrias ponerlo, pero mal rollo cuando la cosa se pone asi.
Practicamos la meditación…
Tremendo, Marga. La gente es inmoral por convicción, a eso hemos llegado y no precisamente por la crisis, sino por el desprecio a los demás y la falta de consideración para con los mayores. Yo protestaría a La Vanguardia contándole lo que sucede y proponiéndole la instalación de buzones con llave, pero cerrados e inaccesibles.
A pesar de lo lamentable de la situación, está escrito con ese humor fino que te caracteriza y he pasado un buen rato mientras lo leía.
Me alegro de que al menos sirva para alegrar a alguien, Mercedes!!