No salgo de mi asombro cuando todavía a estas alturas del partido sin darme cuenta alguna vez todavía me dejo enredar y caigo en un «concurso de desgracias».
Los concursos de desgracias los organizan gente insatisfecha con su vida (la mayoría de los casos sin motivo aparente) y que parece que para destacar ellos, han de ser más desgraciados que los demás. Te rodean en algunos eventos y te ves inexorablemente excusándote de vivir lo mejor que puedes y magnificando tus miserias para no desentonar en tan lastimoso torneo.
Si la vida me va bien es por que tengo suerte, la carrera universitaria me la han regalado en una tómbola en vez de invertir unos años valiosos entre libros, si salgo a practicar actividades de ocio, es evidente que es por que trabajo menos horas que ellos, si leo es que no tengo tanta ropa para planchar, o lo que es peor, tengo quien la planche…. si la niña toca el piano, es por que tengo una casa grande en la que se puede poner piano y ellos no, si viajo es por que soy una millonetis, no porque en vez de ahorrar me lo pateo y vivo la vida….. joderrrrr, dejar a los demás que vivan su vida la vida y fijaos en la vuestra.
Que cansado entrar en estos concursos absurdos y mediocres de miserias domésticas con la de temas interesantes que tenemos algunos para hablar…
En fin hagas lo que hagas, y digas lo que digas te caen encima como avispas envenenadas para demostrarte una y otra vez el morro que tienes, lo bien que vives y lo que sufren ellos en silencio («cual hemorroides»).
Pues queridos, yo me «desapunto» de la cofradía del perpetuo lamento, si ellos han venido al mundo a sufrir, yo no. No se exactamente cual es la misión que me ha sido encomendada, pero mientras lo voy perfilando intentaré ser lo más feliz posible y hacer felices a los que me rodean, que es mucho más gratificante para todos.
Margarita Legorburu, ya hace años que me di de baja de ese «Feliz Grupo» y no veas lo bien que vivo desde enonces!!!