¿A  que muchos de vosotros estáis encantados al ver todas estas fotos en las redes sociales con “paellitas”, “vermutitos” en playitas y calitas?

Y es  que  el verano mola!

El fin de semana después de una gran experiencia vital, me reía pensando como sería si viéramos la realidad detrás de cada foto.

Acudimos 2 personas a comer el domingo (actividad de riesgo) a la playa del Bogatell de Barcelona a un restaurante de toda la vida que conozco hace muchísimos años. Llegamos a la hora convenida y a pesar de tener hecha la reserva en primera línea de mar con días de antelación nos comunican que lo sienten, que han tenido un”problema” con un grupo y que nos han situado en el comedor interior.

No suelo enfadarme, pero al momento les dije que lo que tenían no era un problema si no una cara dura como un cemento. Que esto no se hace sin preguntar y que no pensaba comer dentro. La encargada, que lo siento mucho. Yo, que  no me interesa que lo sienta, necesito que lo solucione que no tenéis vergüenza…

Acupuntura_Legorburu_barcelona_Paellita_1Sin levantar la voz ni decir una mala palabra, parece ser que me vio tan decidida a comer fuera o tan poco inclinada a entrar que a los 5 minutos apareció una mesa en un rincón. Una mesa delante de la salida de camareros, de los baños y rodeada de bicicletas, patinetes y cochecitos infantiles. Un remanso depaz, oiga. Acompañada por millones de mesas de grupos con niños pequeños.

El arroz llego en un tiempo razonable pero el camarero nos pide: ¿le importa servirse ustedes? Es que vamos muy liaos… Pues no, no nos importa, ni hacer el arroz tampoco, pero para eso lo hacemos en casa…

En un momento dado se levantan dos guapísimos papis de una mesa cercana a mirar con descaro nuestra paella. ¿Algún problema?, pregunto. Al instante se levanta una de las mamis claramente más educada y menos impulsiva y nos pregunta si nuestra paella es para dos, que a ellos les han puesto una del mismo tamaño para cuatro… Ommmm

Como no pasaba aire y el ruido era insoportable, decidimos comer postre en otro local. Antes de salir, la inevitable visita al cercano baño donde descubrí una novedad: una mesita para cambiar bebés como siempre en el baño de señoras. Está clara la nueva orientación del negocio, al cual mejor acudir en patinete o triciclo y siempre en grupo numeroso.

No hice foto de la paella “en la mejor compañía” pero seguro que daba el pego.

Decidimos caminar hacia Port Olímpic donde sorteando bicicletas y sin estar seguras de por que carril nos tocaba caminar para no tener un disgusto, llegamos en un agradable paseo.

Difícil encontrar un lugar en esa zona óptimo para tomar un postre y poder hablar. Seguimos hacia el Casino de Barcelona y decidimos sentarnos en el primer lugar tranquilo y tomar lo que nos ofrecieran! Nos sentamos en una mesita sobre el jardín inferior del Casino, con muy buenas vistas. Nos dicen que como solo sirven “bruch” de postrecito solo hay uno, que es flan de coco. ¡Perfecto! Flan de coco es lo que nos apetecía. Solicitamos dos flanes de coco y dos gintónics para rematar la situación con alegría.

El flan de coco, resultó ser una madalena de coco puesta del revés. Eso sí buenísima.

Y el gintónic malo, malo malo. Más que tónica parecía hecho con agua del grifo. Pero en la foto seguro que también da el pego.

Eso sí, todo el periplo en la “mejor compañía” que para eso están las amigas.

Así que cada vez que veas todas estas demostraciones de exhultante alegría, no te desanimes, que a todos nos pasan cosas, no solo a ti.