El 25 de abril (Sant Marc) hace la friolera de 30 años que iniciamos la aventura de abrir una consulta. En el piso que nos alquilaba a módico precio la madre de mi compañera de estudios, nos atrevimos a subir el telón en Viladomat 60.
Sin salida a la calle, ni Facebook ni visibilidad de ningún tipo.
Sin pensar que podía no ir bien. Sin plan B.
Sin pacientes, ya que partir de 0 a veces es literal.
¡Con valor e ilusión!
Dos tresillos con flores verdes de mi abuela en la sala de espera, brigada de limpieza y pintura a cargo de los amigos, y la fuerza y brío que solo da la juventud.
Cuando ahora nos quejamos del teléfono, recuerdo cuando hacíamos guardias presenciales “para cuando llamase alguien”…
Y sí, llamaba preguntaban: ¿Marta y Rosa? Siempre igual….pues no. Marga y Matilde. Nos costó bastante averiguar que teníamos prácticamente el mismo número que unas chicas parece ser que muy competentes de “amor por teléfono” que en esas épocas nos dejó un poco moscas.
Lentamente fuimos arrancando, hasta que en 1992 aparece mi actual consulta.
Ella me encontró a mi. Viendo anuncios inmobiliarios para alguien que quería casarse aparece uno con mi nombre en letras grandes y luminosas. No lo pude resistir. Y allí estoy. Una de las mejores decisiones de mi vida. Una casa con vida propia, personalidad acusada y buenas vibraciones que ha albergado a todos mis pacientes y eventos de variedades insospechadas y espero siga haciéndolo.
Todavía en Viladomat, incorporamos una figura que rápidamente se convirtió en imprescindible: la secretaria. Ella, Jennifer fue la primera y la recuerdo preparando brioxes en la fiesta de inauguración. Después vinieron Rosa, Montse, Mª Angels, Mercedes, Elvira, Mercé y Mª Carmen. Han estado a mi lado en momentos buenos, geniales, malos y pésimos cosa que siempre he agradecido. Cuando se trata de una gran empresa como la mía con 2 trabajadores, es vital la calidad humana. También mi agradecimiento para Lourdes, que siempre ha llegado a donde no he podido llegar yo con profesionalidad, cariño y espero que siga haciéndolo.
Después de 30 años, volvería a empezar y volvería a elegir lo mismo. Todavía tenemos la suerte de conservar alguna paciente que la ficha lleva la letra de la primera secretaria, a la que seguimos acompañando, cosa que simplemente es entrañable, incluso creo una anterior a la primera secretaria.
Durante estos años he aprendido muchas materias, muchas técnicas pero siempre he aprendido muchísimo más de las personas.
Espero seguir bastante tiempo más al frente de este pequeño proyecto de salud, que a mí me ayuda a ser mejor como persona y en el que espero haber ayudado a algunos y seguir haciéndolo.
Gracias a todos y recuerda:
Nadie se puede cuidar por ti.
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