Estos días que se habla tanto del derecho al olvido, obviamente a nivel de protección de datos, a mi me gustaría reivindicar el derecho al recuerdo.
En los tiempos de la inmediatez y del triunfo mediático no me gusta pensar que en nuestra vida privada probablemente hacemos lo mismo.
Me explico:
De la misma manera que pasa con los artistas, por ejemplo, que a la que no aparecen en la tele o en escena durante un tiempo, cada vez más corto, no nos acordamos de que existen hasta que les pasa alguna desgracia, o en el peor de los casos, simplemente nos enteramos de que han fallecido. Entonces se reponen sus casi olvidadas películas o se les hace un homenaje más o menos casposo dependiendo de las características del finado.
Hay gente que ha formado parte de nuestra vida -que es la más importante de las que conocemos- y no me gusta pensar que actuamos de la misma forma.
Mi madre explica que de pequeños los domingos los llevaban de visita, y también he oído explicar salidas a visitar enfermos. Ahora los que van a ver a alguien asiduamente o a visitar enfermos con regularidad la mayoría son voluntarios de una u otra entidad, o al menos da la sensación de que es así…
¿Qué pasa con nuestros amigos cuando ya no están en su mejor momento?
¿Cuando tienen alguna enfermedad crónica o degenerativa?
Cuando a alguno le pasa una desgracia, la gente acude veloz al hospital o a donde sea, que es cuando más tranquilidad se necesita en la mayoría de los casos . ¿Pero que pasa si la cosa se alarga? ¿Y si no se soluciona? ¿Y si va empeora de forma insidiosa y degradante?
Pues pasa que cae en el olvido colectivo en la mayoría de los casos.
Se agradece más una visita para jugar a cartas cuando llevas meses sin salir de casa, o para mirar fotos o para explicar cotilleos, que grandes ramos de flores en ningún hospital. Amigos crónicos y resistentes, muchos también resilientes.
¿No estamos preparados para asumirlo? ¿No tenemos tiempo? ¿Simplemente nos olvidamos? O son de aquellos actos anónimos que no nos comportan ninguna visibilidad y por tanto no valen la pena. Llevamos mejor colaborar con una ONG en la otra punta de nuestro castigado planeta y colgar la sonriente gesta en facebook.
Cuando hemos formado parte de algún grupo humano sea empresa, club o cualquier otro, llegará el día que parecerá que nunca hemos existido.
Queremos ganadores, gente a la que todo le va bien, que nos anima y nos empuja.
¡Que fácil !!
Desde aquí os animo a recordar a la gente que no estáis viendo hace tiempo, que no sabéis ni siquiera por que no la veis, que en algún momento de la vuestra vida
han sido importantes o quizás han aportado algo que os ha sido de utilidad, gente que a lo mejor lo está pasando mal. No vale la excusa de “no quiero molestar”. Siempre en mejor “molestar” que no que piensen que te has olvidado de ellos o simplemente pasas de hacer un gesto. Ante la duda, hazlo e incluso verás que te sientes extrañamente mejor.
PD: Que se interesen por uno le molesta a muy poca gente.
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