En una consulta de acupuntura de larga trayectoria, cada vez vemos más bebés. Y cuantos más vemos más nos gustan.

Es un gran placer cuando nos vienen a presentar a todos estos humanitos que hemos ido siguiendo en muchos casos antes de ocupar el vientre materno.

Me gusta pensar que reconocen mi voz. Huelen a bebé y esto es adictivo y no comparable con ningún otro olor. Son suaves e indefensos aunque pura fuerza y energía. Tienen algo magnético que hace que puedas pasar el tiempo sin darte cuenta solo mirándolos o acercandoles un dedo… en fin… muchas gracias papis y mamis por traerlos siempre y por vuestra confianza.