Tiempos convulsos hasta lo inverosímil. Tiempos en los que da vergüenza formar parte de la sociedad. Vemos morir cada día miles de personas en Africa, pero ya nos hemos acostumbrado son negros y pobres,  es lo normal y seguimos cenando y discutiendo por majaderías. Nuestros niños malcriados y preciosos valen mas que todos los negritos juntos y si no, les enviamos un esporádico donativo para sosegar nuestra exigua conciencia.

 

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Pero cuando el ebola llega a casa, aunque sea solo un caso, que nervios nos entran a todos. Una persona blanca y en la capital. Manifestaciones incluso a favor del perro… Bueno, tristemente hemos conseguido ser primeros en algo a nivel europeo. Otro en Texas que también ha muerto. Esto se acerca al caos. ¿Moriremos todos del Ebola antes de que se acabe la crisis y antes de ver la independencia?
Nos vemos inmersos en una sociedad inexorablemente enferma pero no de Ebola, enferma del alma. Y si el alma no existe que es probable, enferma de falta de discernimiento y de mentira podrida. Hacemos protocolos que no se aplican, los «de arriba» actúan con impunidad absoluta y la impotencia y el desencanto del ciudadano que se creía democrático va en aumento de manera alarmante.
En esta sociedad tan profundamente enferma y anormal donde en EEUU (que aunque para mi concursan en otra modalidad, son siempre un referente) acaban de indemnizar con 10$ por persona a todos los que se sintieron decepcionados al ver que Redbull no da alas (por publicidad engañosa) y son muchísimos casi es mejor no sentirse muy  «normal». Aquí tenemos la suerte de que no nos engaña nadie ya que sabemos que todo es una farsa descomunal.
Los niños preguntan en casa si nos moriremos todos de ébola. De ébola no, lo tengo claro, pero de asco estamos en situación de alto riesgo.
No podemos dejar que este desánimo colectivo, este sinrumbo al que nos llevan cada día nos impida vivir. VIVIR en grande que NO a lo grande.
El único antídoto posible es el AMOR. No es un amor flower-power, es un amor incondicional y a los que nos rodean. Es un amor difícil, por que es veradero. Es un amor necesario como el aire que respiramos sin mascarillas. Es un amor altruista sin esperar nada a cambio. Es un amor compasivo y duradero.
Hemos de seguir confiando en las personas, que es el único activo real que tenemos.
Así que POR FAVOR y de manera urgente: pongamos nuestra atención y empeño en lo que queremos. Lo que NO queremos nos lo ponen delante cada día como una trampa letal.
No caigamos en ella. No demos tanto poder a los demás para destrozarnos la existencia.