Abducidos por la tecnología en general, nuestros niños y jóvenes son objeto habitual de riñas y castigos. Han nacido conectados, es una realidad y hemos de vigilar.

Pero ¿qué pasa cuando son los padres que desatienden a los niños por que no se desamorran del móvil?

Acupuntura-Legorburu-Barcelona-no-me-va-el-whatsapp-1Estoy escribiendo en una cafetería y tengo delante a un super-papi que estoy por levantarme a felicitarlo, cosa que no haré para poder disfrutar de la experiencia.

Escribir en una cafetería es siempre un desfile de situaciones interesantes. Pero lo hago en pleno cumplimiento de mis tareas de super-mami el único día que puedo y que en este caso me llevan a esperar una hora y media a la criaturita.

Durante este muy productivo tiempo que estoy en en local, el pobre niño lleva dando la vara a gritos y metiendo ruido con una lata por el local hace más de media hora. El padre no ha levantado los ojos del móvil ni un momento y las pocas veces que se dirige al pequeño que no creo que llegue a los 3 años lo hace a gritos como si fuera sordo o memo. Eso sí, sin mirarle. Que te tomes el cacaooooolaaaaaat.

La única conversación que ha tenido con el pobre menor ha sido sobre quién guardaba las llaves de casa si él (el padre) ó el niño. Aquí, ha conseguido captar tanto mi atención como  la de otro solitario que firmaba muchos documentos en otra cercana mesa. El sorprendido niño no ha sabido ni que decir, solo quería jugar con el. Pero «las llaves de casa son una cosa muy seria, así que las guardas tu, o las guardo yo». Afortunadamente el tierno infante, con más criterio que el padre, ha declinado la oportunidad de custodiar tan preciado bien y ha seguido dándole a la lata metálica hasta que ha consumido el cacaolat. El padre ni se ha enterado. Creo que si toma un litro de lejía, tampoco lo nota.

Nos inundan las noticias con estadísticas que cuentan que han aumentado los accidentes de tráfico por salirse de la carretera, cosa que probablemente indica que estaban mas por el teléfono que por las señales. Pronto nos podrán informar que hay más accidentes en los parques infantiles o que se pierden más niños por la calle, ya que los padres han de consultar el whatsapp continuamente.

No es malo hacer un poco de autocrítica, ya que la cosa engancha a tope, pero hemos de pactar primero con nosotros mismos – que somos los que tenemos más facilidad para hacernos trampas jugando al solitario- y después con los niños nuestro tiempo juntos de calidad y eso incluye sin el teléfono (al menos para tonterías que es la mayoría de las veces).

Que raza más rara los humanos…

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