Como todo, las familias también han evolucionado y en el caso de la mia ha sido para mejor.
Después de compartir alegre celebración del 87 cumpleaños de mi tio, que con diferencia es el más animado de la diversa y variopinta familia, da que pensar.
¿Lo has pasado bien, o en familia?
Es una frase que nos ha hecho sonreir más de una vez, en general por lo lamentablemente cierta que puede llegar ser. Demasiadas veces las comidas familiares se convierten en un campo de minas, un cúmulo de despropósitos y un almacén de hipocresías en las que hermanos, cuñados y parientes varios dan rienda suelta a sus miserias donde los celos, las envidias y las cosas no dichas reinan entre plato y plato. ¿Quién no conoce alguna anécdota de una comida en la que no han llegado al postre?
Cuando esto sucede, es difícil remediarlo por que como dice el refrán «para hacer tortilla, hay que romper huevos» y no todos tenemos un máster de diplomacia.
En mi familia, lejos de parecernos a los 8 apellidos vascos, que tanto éxito ha cosechado, somos cada año más diversos. Es más me parece justo decir, que el responsable de conservar el apellido de una parte de la familia, resulta que al muchacho en cuestión el destino le deparó nacer en Nepal, así que señores… somos una familia globalizada y por muchos años.
En reuniones como esta última, podemos ver en una armonía creo que casi real (siempre si rascamos mucho puede salir algún gazapo) entre tres generaciones. La modernización ha sido mucho más llamativa en estos últimos tiempos.
Una gran parte de los asistentes, incluidos los de más de 80, están casados en segundas nupcias (y parece que con más acierto que en la primera ocasión, cosa que reafirma la mejoría global), tenemos niños propios que son mulatos, niños adoptados pero que también son de uno, niños en acogida, maridos y mujeres de procedencias diversas, pero que sin duda enriquecen al grupo.
Se celebra profusamente cada nueva aparición en escena de hijos y parejas y las bajas se comentan poco, cosa que se agradece. Es meridianamente claro, clarísimo que la diversidad ha mejorado al grupo en la calidad personal. Y los que no lo han entendido, tienen un problema serio.
Todos hemos ganado en convivencia, tolerancia y generosidad.
Hasta hace unos años sentía que eramos pocos y no especialmente bien avenidos. Quizás falsamente imbuida con la imagen de familias tipo «la casa de la pradera» que nos habían educado para tener. La realidad se impone y ayuda a ver las cosas diferente. Ni somos tan pocos y es más, creo que nos alegramos de vernos sinceramente. Siempre queda algún ejemplar mas difícil de globalizar pero no perdemos las esperanzas. Seguro que el tiempo le facilitará un yerno o nuera chino.
¡Pero ojo queridos!!! Esto no se puede repetir cada semana ni cada mes, la formula para que funcione está clara: HAY QUE VERSE LO JUSTO.
Lo justo cada familia tiene que decidir para ellos cada cuando es y así evitar situaciones absurdas y que no llevan a ningún lugar y por el contrario disfrutar cuando toca.

 

Acupuntura_Legorburu-Lo has pasado bien o... en familia