Siempre ha sido mucho más fácil dar consejos que seguirlos. En el blog pasa exactamente lo mismo. Que si hay que comer esto o lo otro que si un tratamiento va bien, y después no…

Cada año al llegar a estas fechas empiezan a llegar los post que nos enseñan como hemos de hacer para desconectar y estar listas para no estresarnos en verano… más presión y más instrucciones. Después el estrés post-vacacional. Nos pasan cosas muy raras.

Medicalizamos y nombramos cualquier situación normal como un gran enemigo a batir. Y es que hay que escribir… y es que hay que vender…

¡Desconectar en verano!

Me lo voy a aplicar a mi misma. Para desconectar simplemente hay que hacerlo. Como la celebre frase de Woody Allen: «las cosas no se dicen, se hacen, porque al hacerlas se dicen solas».

Desconectar no es desaparecer, es no esforzarnos ni obligarnos cada día de la misma manera. Desconectar es dar tregua sobretodo al cerebro y en muchos casos al ordenador. Por ejemplo, podemos dar vacaciones al blog.

Desconectar de una manera silenciosa y paulatina para ir conectando con nosotros mismos y tener algo que aportar y compartir cuando decidamos re-conectar.

Seguro que si vamos desconectando despacio, sin estridencias y una cosa detrás de otra, no pasará nada ni tendremos efectos secundarios ni daños colaterales.

Buen verano, tanto a los que tienen vacaciones como a los que no. A los que viajan y a los que se quedan. No hay soluciones mágicas para la vida. Un día detrás de otro y buscando objetivos que nos ilusionen.

 

¿Lo hacemos? Desconectar en verano