Cuando hay días en los que a pesar de que busco consuelo y no hay nada que funcione, que de haberlos hay muchos, intento recordar este cuento:
Érase una vez hace mucho mucho tiempo, dos chicas que habían acabado la carrera y unos estudios posteriores y querían abrir un despacho de médicos por su cara guapa.
Hace casi 30 años y no les pesaban ni los años ni las responsabilidades.
Una tenía ideas, la otra tenía el piso… y sin pensar mucho ni encomendarse a ningún santo se pusieron manos a la obra.
En aquellas épocas, manos a la obra era literal: amigos reclutados los fines de semana para brigadas de diferentes categorías y mucha ilusión.
La primera fue la brigada de limpieza, y todavía las ilustres fregonas lo recuerdan con alegría. En aquellos tiempos cualquier cosa era motivo de risa, sin tener ni hijos ni padres que cuidar, ni hipotecas ni otras cosas que perturban el día a día.
Los de la pintura también se tuvieron que emplear a fondo y poco a poco fue tomando la forma que las novatas creían que era aceptable.
Todavía se ríen al recordar el sofá verde de flores de la improvisada sala de espera, perteneciente a la antigua casa de la difunta abuela y donde se sentaban los amigos a hacer de figurantes. Por si no lo sabéis no gusta entrar en una consulta vacia.
Todo eran facilidades ya que para el que no lo ha probado nunca, empezar de cero en un piso que nadie te ve y sin que te conozca ni san Blás, era considerado en la categoría de aventura y actualmente es una temeridad.
Hacían guardia con gran entrega para vigilar el teléfono incluidas las madres y alguna que otra voluntaria de vez en cuando. Para que no se desanimasen sin llamadas, el azar les obsequió con una gran confusión. Cada vez que sonaba el teléfono preguntaban: Marta y Rosa
Ellas siempre contestaban: no, Marga y Matilde.
Las llamadas se seguían unas a otras hasta que una vez alguien preguntó por Marta y Rosa e hizo referencia a un anuncio.¿???
Absolutamente descolocadas con el tema del anuncio bajaron a comprar un periódico y durante una de las interminables guardias imaginarias, estudiaron los «contactos» en profundidad.
Y ahí encontramos a Marta y Rosa. «Amor por teléfono». Esto ahora es de lo menos interesante, pero hace tantísimos años quedaron allí tiesas y sin saber que hacer. El mismo teléfono, excepto un solo número que facilmente saltaba por equivocación.
Llamaron inconfesables veces a Marta y Rosa, no se para que, pero les parecía que se lo tenían que decir (cosas de la inexperiencia). Jamás consiguieron línea. Teléfono caliente al máximo.
Al siguiente cliente de las solicitadas colegas que llamó en medio del mortal aburrimiento que acompañaba cada tarde a la que estaba de retén, le preguntaron por el funcionamiento de Marta y Rosa. Era un chico muy simpático de Bilbao, que explicó sin resistencias y con cierto deleite personal el sistema de pago, etc… a través de bonos en un sexshop (que tiempos! ). Quedó apenado de no hablar más con nuestra recién estrenada galena «que ya tenía confianza y estaba tan a gusto».
Con el tiempo y después de sufrir las profecías de las 3 P: parientes, putas y pobres (nunca he entendido lo de las putas), empezaron a recibir llamadas para ellas y a partir de aquí cada una tomó su rumbo en la vida. Esos si, en los primeros meses desde cheques en blanco a exhibicionista, cumplieron con todos los tópicos como está mandado. Colorín colorado.
Actualmente los días que veo el despacho lleno a reventar, que la gente me busca y que vienen por el boca-oreja, incluso desde lejos si es necesario parece que todo se haya hecho solo, que siempre haya sido así. Que no existió nunca el sofá de flores verdes de la yaya Maruja.
Por eso mismo también los días que por el contrario se caen las puertas, que los operarios no aciertan ni una, que parece que todo cueste lo que no está escrito, es necesario repasar el cuento.
Vale la pena recordar el mérito de haber levantado un negocio desde el cero más absoluto con mis manitas y la tricotosa (para las agujas).
Gracias a todos los pacientes y amigos que han puesto su grano de arena tan importante en el pasado en el presente y en el futuro que siempre habrá cosas para mejorar y ocasiones para colaborar.
Por ejemplo dejando los comentarios en el blog.
¿Como recordáis vuestros primeros trabajos?
No me resulta difícil imaginar la situación y, conociéndote, si hubieras puesto una tienda de modas, hoy estarías en las pasarelas con señoras estupendas luciendo tus diseños. Pero se ve que lo tuyo eran otras agujas. Te felicito porque soy testigo de tu éxito.
Yo empecé trabajando en un centro de rehabilitación, porque en aquellos tiempos no existía la profesión de fisioterapeuta. Lo mismo doblaba rodillas poniendo parafina previa, que colocaba los huesos entre dos artilugios redondos que, al parecer, eran microondas.¡Quien me iba a decir que muchos años más tarde, esas mismas ondas me calentrarían el agua para el té! Suponiendo que sean las mismas, que no tengo ni idea. Lo decía por el nombre.
Una vez retomada mi rutina, me encanta tus posts. Me lo paso pipa con ellos.
Haciendo de fisio Mercedes??
Que bueno!!!!!
Bss
Margarita, el mon es de les valentes. Amb el temps, els records es veuen com anécdotes. però sempre «la que vale, Vale». l’esforç sempre recompensa.
Fa gràcia recordar-ho!!
Una abraçada.
Pues si! todos los inicios fueron duros y a la vez estimulantes y mas teniendo en cuenta que por el tipo de medicina que decidimos hacer no estaba «muy bien vista»…medicinas alternativas, medicina estética… iniciamos un camino donde aprender teníamos que buscarnos la vida de un lugar a otro, fueron duros pero ha valido la pena , de ser médicos «raros» a estar reconocidos gracias a la constancia, la formación, profesionalidad y trabajo bien hecho. Apostar por un tipo de medicina no convencional ha costado un gran esfuerzo pero contenta de haber decidido este camino. Me siento satisfecha a dia de hoy aunque realmente tengamos que seguir luchando contra el intrusismo y la mala praxis.
Gracias Dra. Aloy por sus comentarios. Cualquiera diría que hicimos la carrera en el mismo lugar.
De todas maneras me gustaba más la etapa de «bruja», ahora casi ya no tiene gracia.
Besos.
Hola Margarita, soy tu secretaria n.9, resulta muy divertido leer como los principios siempre fueron duros, pero entonces jugabamos con, el entusiasmo, la inocencia la alegria, como parte de la corta experiencia que teniamos, me alegro mucho de ver como ahora tenemos la sala de espera , producto de tu experiencia, discernimiento y eficacia a la hora de tratar a los pacientes.
Veo cada tarde ,como los pacientes estan satisfechos, con el trato y la eficacia del tratamiento aplicado.
Un abrazo Marga y sigue asi.
Ostras, Mari Carmen! esta si que es buena.
También están contentos por la parte externa, que eres tu.
A ver como aguantamos hasta la jubilación. Un beso fuerte.
Amb dinou acabats de complir, vaig acabar la carrera de mestra de primària i com que al costat de casa hi havia una escola progre i marxosa, em vaig oferir i em varen dir que pel setembre ja podia començar.
Doncs va arribar setembre i em varen assignar els pàrvuls de 5 anys. Pensant-me seria bufar i fer ampolles, el primer dia de classe, em trobo un multitud de nens i nenes plorosos que no es volien desenganxar de les faldilles de les mares. Un cop a la classe, amb tota la psicologia que havia aprés i tota la meva bona voluntat, intentava calmar els ànims. Ni cas. Allò era un desastre. Al capdavall, la mestra de la classe del costat, va entrar i em va dir que amb aquella veueta de fleuma que feia ni em sentien. Tenia raó, vaig treure pit, una altra veu més potent i els vaig explicar un conte.
I mira fins on has arrivat María, a punt de treure un altre llibre!!!
Una abraçada.
Marga, no deixes de sorprendre‘m! Quina història més bonica.
Jo vaig començar de la mà del meu pare. Estava de jefe en una petita empresa, i quan encara no tenia els 18 anys, em va dur a l‘ oficina i lo va dir a la seva secretaria: «Mercè, mira aquesta és la meva filla, vindrà a treballar aquí. Dona-li alguna cosa per fer».
Així vaig començar…jajaja. No és gaire valent, oi?
Hola Sandra.
El meu pare era metge i va morir quan jo tenía 10 anys. Hauría sigut el meu somni que ell amb passés el testimoni, però resulta que toca com toca.
Se valent cansa molt. Cadascú ha de trobar el seu camí.
Una abraçada.
Un projecte que aleshores oferia dubtes i potser més d’ una nit d’ insomni, peró amb molta il-lusió i perque no dir-ho amb formació i talent per portar-ho a terme amb èxit A las pruebas me remito.
Gràcies Montse. Ets un solete!