Como es mi blog, hoy me voy a permitir una pataleta sobre la fe.
Acabé la carrera en el año 1984 en el Hospital de Sant Pau. Empecé a estudiar acupuntura poco después.
Como podéis imaginar sin gran dificultad en aquel momento me trataban de bruja y esotérica habitualmente. Entre los médicos que me miraban condescendientes algunos y directamente faltando al respeto los otros. Pocos a favor, y lo manifestaban en privado. Algo así como una casta inferior.
En aquellos momentos de juventud e ilusión militaba en el colegio de médicos, en la recién estrenada sección de médicos acupuntores, con vehemencia. Intentando convencer a todos de las bondades de la inexistente especialidad. Y así año tras año.
Han pasado más de 30 años. La gran diferencia es que no tengo ni ganas ni interés de convencer a nadie.
La acupuntura no es cuestión de fe, está demostrada
Está más que claro que la magia que llevamos practicando toda la vida, y que existe desde hace miles de años, funciona. La gente la usa y la practican en centros hospitalarios. Trabajos con evidencia científica los avalan, y la OMS lo recomienda para múltiples patologías… pero la sensación que tengo muchos días es que estamos poco menos igual que antes o peor.
Ahora todos sabemos de todo como los tertulianos de la tele.
Ayer leí un escrito de un investigador de no sé qué de alimentación que se cargaba los productos Eco. Y, ya que estaba el hombre animado, pone por ejemplo de las cosas que son un timo dice: la acupuntura.
¡De que vas, ingeniero! Primero nos informamos, después opinamos y a poder ser en donde toca. Se está cargando una corriente alimentaria, pero aprovecha para meter cizaña contra la acupuntura. ¡Todo un campeón!
Así que si alguien no cree en la acupuntura, que sepan que da igual. Actúa igual, sin fe, y es una técnica que se estudia y se aprende.
Agradezco todas las muestras de fe. Pero, no nos engañemos, con fe cualquier tratamiento va mejor.
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