Como siempre y en todos los campos, un buen profesional es un buen profesional.
No hay nada que pueda solucionar la totalidad de los males. Las varitas mágicas solo funcionan en los cuentos.
Hay que saber que podemos esperar de cada tratamiento actividad. ¿Confundimos algunas prácticas con tratamientos?
Hoy nuestra invitada es Tere Puig y nos hablará de Yoga.

Hay dos cosas que valoro especialmente en un profesional, una buena conciencia sobre sus capacidades y una buena agenda de contactos.

Me gusta cuando alguien te dice «esto es lo que puedo hacer por ti, si necesitas esto otro llama a…». Esa humildad que esconde un tremendo sentido común y que llega después de la experiencia y gracias al conocimiento.

Acupuntura-Legorburu_Barcelona_Tere_Puig_YogaUn sector que conozco bien es el de los profesionales del yoga. Las expectativas de los asitentes a clases y cursos, a veces, hacen que los profesionales empiecen a dudar de cuáles son realmente sus funciones. Habitualmente la gente llega al yoga para relajarse, pero también buscando la cura de una enfermedad a la que ningún profesional de la salud da respuesta, o para superar un divorcio, o en busca de un parto natural. De repente, alguien que tiene claro que su función es la de aportar una mayor percepción y concienciencia sobre los procesos del cuerpo y la psique -que no está nada mal- empieza a preguntarse si también debería saber sobre mediación, medicina, hipnoparto, psicología…

En estos momentos uno necesita respirar profundamente, recordar donde tiene su agenda y repetir mentalmente: zapatero a tus zapatos.

Diferentes osteópatas y quiroprácticos me han confirmado que las personas que practican algún tipo de técnica centrada en la conciencia corporal responden de una forma mucho más rápida a sus tratamientos. En caso de que el paciente no haya desarrollado esta conciencia, ellos necesitan dedicar varias sesiones a que la tome. Todo va mucho más lento y, naturalmente, enseñar conciencia corporal -aunque lo hagan muy bien- no es lo suyo; lo que mejor hacen es curar. Todo va mucho más rodado si cada uno hace lo suyo, el profesor de yoga apoya en la toma de conciencia y el osteópata en el ajuste corporal que se necesite.

Por otro lado, el conocimiento profundo de la propia profesión, y el contacto con profesionales de otros sectores, abre un abanico de posibilidades que mejorará enormemente la experiencia de quien utilice nuestros servicios. Si una mujer embarazada con migrañas, por ejemplo, asiste a sesiones de yoga con un profesor que conoce la eficacia de la acupuntura para el tratamiento de transtornos habitualmente tratados con medicamentos contraindicados durante la gestación, podrá ofrecer una alternativa completa a la mujer: el yoga -que la orientará en la toma de conciencia de su situación- junto con un tratamiento de acupuntura -que la orientará en la mejora de su problemática concreta- puede suponer un cambio significativo en su calidad de vida.

¿Seguimos trabajando en red?

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Tere Puig

Ingeniera de formación y escritora y docente por vocación. Su pasión es la investigación del efecto de las prácticas corporales en las relaciones humanas.

www.nacercrecer.com