Espíritu Navideño es intentar atravesar la Diagonal cargado con paquetes y lograr encontrar alguna parada de bus en su lugar habitual, o ir en taxi y que no pueda parar en ningún sitio… y tu sin soltar los paquetes con los consabidos regalos.

Seguro que es una sensación subjetiva, pero me parece que cada vez encienden las luces más pronto, pero la verdad es que no falta nada para las “fiestas”.

A partir de ahora no vamos a poder evitar las manifestaciones de los de la contra: “ojalá ya hubiesen pasado”, “cada año son más tristes”, “no me gustan nada”, “solo es una fiesta de consumo”, ” otra vez a reunirme con la familia”,  etc…

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Y los del otro lado, que hace semanas que ya se visten de reno y van a Rupit a buscar el tió por la montaña (si no son catalanes eso es poco probable), pero estarán amasando polvorones.

Es una ambivalencia curiosa, pero parece que nos vemos obligados a manifestarnos a favor o en contra.

A mi personalmente las ciudades adornadas de Navidad, me parecen muy mágicas pero me pasa todo tan rápido que presiento que pronto veré colgar las luces mientras comemos la coca de Sant Joan (en el mes de junio por si alguien duda). Será por los recortes, pero el año cada vez es más corto y volvemos a la época del turrón y la zambomba. Por cierto, las luces de bajo consumo tienen un tono gris-azulado de lo mas mortecino para mi gusto.

Después empiezan las conversaciones en cualquier lugar sobre quién come en tu casa por Navidad, Noche Buena o si te toca cada día porque “eres tonta” y no sabes negarte, al que se le suman las familias de los suegros de los hijos, a los que les toca desplazarse muchísimos kilómetros o a los que manifiestan que en su casa se come verdura y croquetas por que están en contra y es un día normal.

En fin, el espíritu navideño nos entra por los entresijos y yo lo he aceptado sin resistencia pudiendo incluso disfrutar. Por lo demás que cada cual haga lo que le venga en gana, porque haga lo que haga a los otros nos ha de dar igual.

En épocas de esta crisis que ya dura demasiado para sublimar, hemos de sufrir con el anuncio de la loteria que hace que lloren las ancianas, y es que si no eres pobre de solemnidad has de ser solidario… y es que yo lo he sido siempre, pero sin darme cuenta (para no perder la costumbre ya que no me entero de nada últimamente) acabo colaborando con 6 ó 7 cosas y encima disgustada y disconforme en algunos de los casos de que seamos los ciudadanos los que tengamos que hacer esto. En fin, espíritu navideño por la vena.

Al tener niños, y eres medianamente solvente, la Navidad es más llevadera siempre, aunque te pases los días de pastorets a belenes vivientes.

De todas formas para no asemejarnos al Mr Strugge del Cuento de Navidad de Dickens, si está bien pensar en las personas que tenemos cerca, si, si muy cerca, ver como  lo llevan y seguro que hay más de uno agradecido de un buen caldo. Un buen caldo de pollo para el alma, eso si lo podemos ofrecer todos. Y es que uno si esta solo para estas fechas, parece que está más solo.

Está vez os recomiendo un artículo sobre el tema de Montserrat Benavides, que da una visión más estructurada que yo y os puede ayudar.

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