Hablando con un colega esta mañana sobre como nos relacionamos con la gente en la actualidad, me ha hecho pensar.
Estamos más comunicados que nunca, las posibilidades de saber «algo» de otra gente son muchas, aunque no sea por voluntad propia. ¿Cuantas veces nos enteramos de cosas que no nos interesan en absoluto, pero quedan registradas en nuestra ya sobrecargada mente? Pues los que miramos una o varias redes sociales respuesta es clara: cada día.
Es una falsa sensación de estar «conectados» con la gente, pero salvo excepciones, que me consta que chatean a fondo y se explican todo tipo de intimidades, la relación es tristemente superficial. No puede ser de otra manera.
Estamos perdiendo la capacidad de relacionarnos en la época de la comunicación por excelencia. No llamamos por teléfono (es una pérdida de tiempo) y mucha gente es incapaz de quedar con los amigos, para simplemente hablar y compartir que es tan saludable para el alma.
Es fácil constatar cuantas personas, que llevan trabajando un año juntas ,no saben si la otra tiene padres o hijos. ¿Es falta de tiempo, o falta de interés?
La pregunta actual de : ¿todo bien? a mi me fascina… ¿ A quién le va todo bien????
Al que le va todo regular ya puede estar saltando de alegría.
Es un saludo para ir rápido y para que te expliquen poca cosa o mejor que no te expliquen nada. No hay tiempo.
Encuentro a faltar las sobremesas, que es probablemente es  lo mas enriquecedor de las comidas. Sobremesas largas, que pueden llegar a alargarse hasta la hora de cenar y que solo ocurren en casos aislados y por lo tanto muy celebrados. Nos nutre hablar con la gente, compartir con los amigos nuestros sentimientos y preocupaciones, así como las alegrías. Así quizás no hará falta pegarle la paliza a los empleados del banco, a los de la peluquería o a cualquier ser humano indefenso que se cruce en su camino.

 

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